domingo, 8 de agosto de 2010

13 de agosto de 1521


(por cierto los girasoles son originarios de México, junto con las flores de nochebuena y las de muertos -zempazuchitl-)

Este año el 13 de agosto cae en viernes, la mitología popular de la edad media trajo con la conquista la idea de que este es un día aciago, lleno de presagios y portentos, Viernes 13 (creo que existe una película holywoodense sobre este tema, claro, en su forma más trivial y mediocre), su efeméride viene de cuando la ambición y el miedo hicieron de los Templarios objeto del deseo papal y real, en octubre 13 del año del señor de 1307.

Y si, es un día aciago, de funestos presagios y terribles portentos, ese día se abrió el infierno para que las huestes cristianas de toda Europa destruyeran una cultura, la primera con la cual inicia la barbarie de los civilizados, amantes de la Fe y del poder, amantes del placer, del ocio, de la lujuria, cristianos todos, seguidores de roma o de Lutero.

El 13 de agosto de 1521 México – Tenochtitlán se rinde, el Tlatoani Cuahtemoctizin, señor del Anáhuac, es encadenado y junto con los naturales convertido olvido, cada 13 de agosto, día de San Hipólito se realizaba en la muy noble y leal Ciudad de México, capital del Virreinato de la Nueva España el Paseo del Pendón, toda la nobleza, los amos, españoles, criollos llevaban con una gran cantidad de clérigos, el Pendón de Cortes, así, los indios no olvidarían quien los conquisto.

El pueblo, un día cansado se rebela y nos independizamos, bicentenario que este año celebramos, la entelequia de la independencia, la historia oficial en estas dos centurias, ha olvidado este hecho, este momento en el cual dejamos de ser para empezar a ser lo que ahora somos, por eso hoy quiero que la memoria surja y que recuerde a la humanidad los millones de pobladores originarios muertos, de los negros y chinos esclavizados, hoy quiero que se recuerde el derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad y a la justicia.

Cuando los Españoles llegaban a cualquier lugar leían el “Requerimiento”, lo hacían en latín y claro, los naturales, seres sin alma (bula papal) no entendían y seguían viviendo conforme sus costumbres, sus leyes, su cultura, evidentemente, ante tal desacato a los Reyes, solo quedaba un camino, la guerra, la destrucción, la asimilación, la esclavitud, les transcribo en primer lugar el requerimiento y después los dejo con un poema mexica escrito aproximadamente en 1528, el cual refleja la angustia de un pueblo sojuzgado, arrasado y vencido por los invasores. Se encuentra incompleto, pero este breve texto nos da una imagen muy amplia de la visión de los indígenas frente a su derrota y sometimiento con una redacción por demás realista y cruda... como debieron haber sido los hechos.
_____________________________


Requerimiento
De parte del rey, don Fernando, y de su hija, doña Juana, reina de Castilla y León, domadores de pueblos bárbaros, nosotros, sus siervos, os notificamos y os hacemos saber, como mejor podemos, que Dios nuestro Señor, uno y eterno, creó el cielo y la tierra, y un hombre y una mujer, de quien nos y vosotros y todos los hombres del mundo fueron y son descendientes y procreados, y todos los que después de nosotros vinieran. Mas por la muchedumbre de la generación que de éstos ha salido desde hace cinco mil y hasta más años que el mundo fue creado, fue necesario que los unos hombres fuesen por una parte y otros por otra, y se dividiesen por muchos reinos y provincias, que en una sola no se podían sostener y conservar.

De todas estas gentes Dios nuestro Señor dio cargo a uno, que fue llamado san Pedro, para que de todos los hombres del mundo fuese señor y superior a quien todos obedeciesen, y fue cabeza de todo el linaje humano, dondequiera que los hombres viniesen en cualquier ley, secta o creencia; y diole todo el mundo por su Reino y jurisdicción, y como quiera que él mandó poner su silla en Roma, como en lugar más aparejado para regir el mundo, y juzgar y gobernar a todas las gentes, cristianos, moros, judíos, gentiles o de cualquier otra secta o creencia que fueren. A este llamaron Papa, porque quiere decir admirable, padre mayor y gobernador de todos los hombres.

A este san Pedro obedecieron y tomaron por señor, rey y superior del universo los que en aquel tiempo vivían, y así mismo han tenido a todos los otros que después de él fueron elegidos al pontificado, y así se ha continuado hasta ahora, y continuará hasta que el mundo se acabe.

Uno de los Pontífices pasados que en lugar de éste sucedió en aquella dignidad y silla que he dicho, como señor del mundo hizo donación de estas islas y tierra firme del mar Océano a los dichos Rey y Reina y sus sucesores en estos reinos, con todo lo que en ella hay, según se contiene en ciertas escrituras que sobre ello pasaron, según se ha dicho, que podréis ver si quisieseis.

Así que Sus Majestades son reyes y señores de estas islas y tierra firme por virtud de la dicha donación; y como a tales reyes y señores algunas islas más y casi todas a quien esto ha sido notificado, han recibido a Sus Majestades, y los han obedecido y servido y sirven como súbditos lo deben hacer, y con buena voluntad y sin ninguna resistencia y luego sin dilación, como fueron informados de los susodichos, obedecieron y recibieron los varones religiosos que Sus Altezas les enviaban para que les predicasen y enseñasen nuestra Santa Fe y todos ellos de su libre, agradable voluntad, sin premio ni condición alguna, se tornaron cristianos y lo son, y Sus Majestades los recibieron alegre y benignamente, y así los mandaron tratar como a los otros súbditos y vasallos; y vosotros sois tenidos y obligados a hacer lo mismo.

Por ende, como mejor podemos, os rogamos y requerimos que entendáis bien esto que os hemos dicho, y toméis para entenderlo y deliberar sobre ello el tiempo que fuere justo, y reconozcáis a la Iglesia por señora y superiora del universo mundo, y al Sumo Pontífice, llamado Papa, en su nombre, y al Rey y reina doña Juana, nuestros señores, en su lugar, como a superiores y reyes de esas islas y tierra firme, por virtud de la dicha donación y consintáis y deis lugar que estos padres religiosos os declaren y prediquen lo susodicho.

Si así lo hicieseis, haréis bien, y aquello que sois tenidos y obligados, y Sus Altezas y nos en su nombre, os recibiremos con todo amor y caridad, y os dejaremos vuestras mujeres e hijos y haciendas libres y sin servidumbre, para que de ellas y de vosotros hagáis libremente lo que quisieseis y por bien tuvieseis, y no os compelerán a que os tornéis cristianos, salvo si vosotros informados de la verdad os quisieseis convertir a nuestra santa Fe Católica, como lo han hecho casi todos los vecinos de las otras islas, y allende de esto sus Majestades os concederán privilegios y exenciones, y os harán muchas mercedes.

Y si así no lo hicieseis o en ello maliciosamente pusieseis dilación, os certifico que con la ayuda de Dios nosotros entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de Sus Majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos, y como tales los venderemos y dispondremos de ellos como Sus Majestades mandaren, y os tomaremos vuestros bienes, y os haremos todos los males y daños que pudiéramos, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten y contradicen; y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiesen sea a vuestra culpa y no de Sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen.

Y de cómo lo decimos y requerimos pedimos al presente escribano que nos lo dé por testimonio signado, y a los presente rogamos que de ello sean testigos.
____________________________

Poema de la Conquista

Con suerte lamentosa nos vimos angustiados.
En los caminos yacen dardos rotos;
Los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
Enrojecidos tienen sus muros.
Gusanos pululan por calles y plazas,
Y están las paredes manchadas de sesos.
Rojas están las aguas, cual si las hubieran teñido,
Y si las bebíamos, eran agua de salitre.
Golpeábamos los muros de adobe en nuestra ansiedad
Y nos quedaba por herencia una red de agujeros.
En los escudos estuvo nuestro resguardo,
Pero los escudos no detienen la desolación.
Hemos comido panes de colorín,
Hemos masticado grama salitrosa,
Pedazos de adobe, lagartijas, ratones
Y tierra hecha polvo y aun los gusanos...
____________________________

Se ha perdido el pueblo mexica

El llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en Tlatelolco.
Por agua se fueron ya los mexicanos;
semejan mujeres; la huída es general
¿Adónde vamos?, ¡oh amigos! Luego ¿fue verdad?
Ya abandonan la ciudad de México:
el humo se está levantando; la niebla se está extendiendo...
Con llanto se saludan el Huiznahuácatl Motelhuihtzin.
el Tlailotlácatl Tlacotzin,
el Tlacatecuhtli Oquihtzin
Llorad, amigos míos,
tened entendido que con estos hechos
hemos perdido la nación mexicana.
¡El agua se ha acedado, se acedó la comida!
Esto es lo que ha hecho el Dador de la vida en Tlatelolco.
Sin recato son llevados Motelhuihtzin y Tlacotzin.
Con cantos se animaban unos a otros en Acachinanco,
ah, cuando fueron a ser puestos a prueba allá en Coyoacan.
____________________________

Los últimos días del sitio de Tenochtitlan

Y todo esto pasó con nosotros.
Nosotros lo vimos,
nosotros lo admiramos.
Con esta lamentosa y triste suerte
nos vimos angustiados.
En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.
Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si bebiéramos agua de salitre.
Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,
y era nuestra herencia una red de agujeros.
Con los escudos fue su resguardo, pero
ni con escudos puede ser sostenida su soledad.

Hemos comido palos de colorín,
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, lagartijas,
ratones, tierra en polvo, gusanos.
Comimos la carne apenas,
sobre el fuego estaba puesta.
Cuando estaba cocida la carne,
de allí la arrebataban,
en el fuego mismo, la comían.
Se nos puso precio.
Precio del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella.
Basta: de un pobre era el precio
sólo dos puñados de maíz,
sólo diez tortas de mosco;
sólo era nuestro precio veinte tortas de grama salitrosa.
Oro, jades, mantas ricas,
plumajes de quetzal,
todo eso que es precioso,
en nada fue estimado .
____________________________

La ruina de tenochcas y tlatelolcas

Afánate, lucha, ¡oh Tlacaltéccatl Temilotzin!:
ya salen de sus naves los hombres de Castilla y los de las chinampas.
¡Es cercado por la guerra el tenochca;
es cercado por la guerra el tlatelolca!
Ya viene a cerrar el paso el armero [Coyohuehuetzin;
ya salió por el gran camino del Tepeyac el acolhua.
¡Es cercado por la guerra el tenochca;
es cercado por la guerra el tlatelolca!
Ya se ennegrece el fuego;
ardiendo revienta el tiro,
ya se ha difundido la niebla:
¡Han aprehendido a Cuauhtémoc!
¡Se extiende una brazada de príncipes mexicanos!
¡Es cercado por la guerra el tenochca,
es cercado por la guerra el tlatelolca!
____________________________

La prisión de Cuauhtémoc

¡Es cercado por la guerra el tenochca;
es cercado por la guerra el tlatelolca!
Ya se ennegrece el fuego, ardiendo revienta el tiro:
ya la niebla se ha difundido:
¡Ya aprendieron a Cuauhtemoctzin:
una brazada se extiende de príncipes mexicanos!
¡Es cercado por la guerra el tenochca;
es cercado por la guerra el tlatelolca!
Pasados nueve días son llevados en tumulto a Coyohuacan
Cuauhtemoctzin, Coanacoch, Tetlepanquetzaltzin:
prisioneros son los reyes.
Los confortaba Tlacotzin y les decía:
"Oh sobrinos míos, tened ánimo: con cadenas de oro atados.
prisioneros son los reyes."

Responde el rey Cuauhtemoctzin:
"Oh sobrino mío, estás preso, estás cargado de hierros.
"¿Quién eres tú, que te sientas junto al Capitán General?
"¡Ah es doña Isabel, mi sobrinita!
"¡Ah, es verdad, prisioneros son los reyes!
"Por cierto serás esclava, serás persona de otro:
"será forjado el collar, el quetzal será tejido, en Coyohuacan.
"¿Quién eres tú, que te sientas junto al Capitán General?
"¡Ah es doña Isabel, mi sobrinita!
¡Ah, es verdad, prisioneros son los reyes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario